Comenzó a finales del siglo XIX. Desde que empezó a consumirse el café en Europa el tostado del grano se realizaba por la persona que lo iba a tomar o algún criado suyo, poco antes de preparar la infusión. Este tueste se llevaba a cabo en una simple sartén al principio y más adelante en pequeños aparatos que se colocaban sobre el fuego y permitían la rotación y el movimiento del grano para evitar que se quemase. Actualmente esta costumbre está casi totalmente sustituida por la compra del café ya tostado.
Los primeros tostadores industriales constaban de una esfera de hierro en cuyo interior se ponía el café verde. Se situaban en el interior de una especie de horno donde recibían el calor de un fuego de carbón, leña, o gas. Esta esfera o “bola” permanecía girando hasta que el maestro tostador decidía extraerla y volcar el café ya tostado para enfriarlo. Más adelante aparecieron sistemas de tueste por medio de aire caliente y actualmente la electrónica y la informática han permitido que los tostadores funcionen casi solos, el maestro tostador solamente ha de programarlos para cada tipo de café y controlar el trabajo para evitar posibles problemas.