1. Se llama “taza” en el oficio cafetero al aroma y sabor que presenta una muestra al elaborar la infusión con ella. Se dice que un café tiene una taza buena, fina, pobre, mala, etc..
2. Recipiente en porcelana o cerámica utilizado para beber el café y otros líquidos calientes. La taza debe cumplir una doble función, decorativa y práctica. No son adecuadas para tomar café las tazas de metal ni de plástico y lo son poco las de cristal, las más adecuadas son las de porcelana.
La forma, el grosor de sus paredes y su tamaño son muy importantes también. Las paredes han de ser gruesas para que la temperatura se equilibre entre el café y la masa de la taza, de manera que pierda los grados justos para que no queme, pero mantenga la temperatura el tiempo necesario. Ha de tener el fondo esférico interiormente, esto es sin ángulos, donde la crema caiga suavemente sin saltos bruscos y no se rompa. El interior ha de ser cónico (estrecho abajo y ancho arriba) para que un café corto de agua no parezca escaso.
Para el servicio de café expreso la capacidad ideal sería entre 40-50 mililitros para una cantidad de líquido de 20-30 mililitros. Ha de estar caliente, pero no ardiendo. En lugar de colocarla boca abajo sobre la cafetera, es mejor ponerla hacia arriba, ya que así se calienta más el fondo que los bordes de manera que éstos no quemen los labios del cliente, además de que el café al llegar al fondo de la taza encuentre una zona caliente donde su temperatura no baje bruscamente.